Cuando en el 2006 me instalé en Berlín, la ciudad contaba con tres
aeropuertos. Cerraron el viejo de Tempelhof y se decidió ampliar el
lejano de Shoenefeld, desde donde operaban las compañías de bajo coste. En ese
año se puso la primera piedra del que tenía que haber sido el nuevo aeropuerto
Willy Brandt, el más moderno de Europa, cuya inauguración estaba prevista para
junio del 2012. Yo soy un fanático del
tercero, el de Tegel, por el que acabo de regresar a la ciudad una vez más. Lo
cierto es que no conozco en todo el mundo otro aeropuerto, en una ciudad del tamaño
de Berlín, tan cómodo y accesible, en el que los desplazamientos sean mínimos. Llegas
en autobús o taxi y en diez minutos has facturado y pasado todos los controles, listo para embarcar, tomarte un café, ver las tiendas o papar moscas... Hace más de un año
que tenía que haberse inaugurado el nuevo aeropuerto, situado en el antiguo
Berlín este y bastante más lejos de la ciudad, pero las obras se atrasan una y
otra vez, y los aplazamientos no parecen tener fin. Por no hablar de cómo suben
los costes. Cuando le he preguntado al taxista que para cuándo estaba prevista la
inauguración del nuevo aeoropuerto, se ha reído y me ha comentado que en unos
dos años, mínimo. Mejor que mejor, y ojalá siga funcionando el cómodo Tegel unos
cuantos años más. Siento, en cambio, el coste económico que está suponiendo
para el Estado y el político para el alcalde de la ciudad (la deuda de Berlín
alcanza ya los 62.000 millones de euros), el socialdemócrata Klaus Wowerit,
cuya estrella parece languidecer, acosado por Los Verdes y Los Piratas, pues de
sexy ha pasado a catastrófico. Un par de activos partidos que nos vendrían muy bien
en España ante las relajadas
costumbres de nuestros conservadores, infrarrojos (en Alemania Die Linke, La
Izquierda calla porque gobierna en Brandeburgo) y nacionalistas de diverso
pelaje. ¿Qué ha pasado? La prensa alemana no suele hablar del asunto, pero parece ser que la mano de obra, obreros del antiguo este, mal pagados, a 5 euros la hora, no estaba cualificada. En suma, la corrupción, el oportunismo político y la impericia de la mano, un cóctel explosivo.
........
......
5 comentarios:
Sentirse cómodo en un aeropuerto es como hacer el amor en una cama de hospital. Envidio esa sensación que describes, porque yo nunca he logrado relajarme en esa especie de fábrica de tránsitos donde nadie conoce a nadie, y donde cualquier demora voluntaria queda interrumpida por un altavoz impertinente. Me divertí (lo reconozco) el día en que me retuvieron en un control de pasajeros porque la silla de ruedas de mi hija disparó la alarma antiexplosivos. Y en Alicante, cuando la Guardia Civil me habló en inglés, estuve a punto de hacer que me detuvieran. Pero eso son anécdotas. Jacques Tati, en aquella magistral secuencia inicial de la película Play Time, puso en evidencia la poca distancia que existe entre la sala de espera de un aeropuerto y la de un establecimiento hospitalario.
Envidio tu sensibilidad y envidio la atmósfera entrañable de ese aeropuerto. La foto es muy sugestiva. Valdría la pena conocerlo y perder un avión a propósito, y convertirlo en destino en sí mismo, al menos por una sola vez.
Pedro, cómodo, lo que se dice cómodo, no es, apenas hay lugares para sentarse; sí es, en cambio, rápido, puedes llegar con poca antelación y te vas inmeditamente, que es lo que debe ser un aeropuerto, para mi gusto, un no lugar donde pasar el menos tiempo posible. Saludos.
Fíjate...y yo que creía que los alemanes eran la flor y nata de la planificación y la puntualidad.
Bueno, hasta al mejor cazador se le escapa la liebre.
Es un aeropuerto comodísimo y de una dimensión confortable. Los aeropuertos grandes son insostenibles y podría funcionar todo mejor si las grandes ciudades dispusieran de varios pequeños aeropuertos en vez de las grandes infraestructuras incómodas que se construyen últimamente que parece que sólo van bien para las compañías aereas y no para el usuario.
Salud
Francesc Cornadó
Tegel es el que más me gusta: como un aeropuerto de juguete, pero con gran capacidad. Cuando lo cierren lo echaré de menos.
Publicar un comentario