
sábado, 13 de julio de 2013
La evolución

Publicado por
Fernando Valls
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Arte y vida

jueves, 11 de julio de 2013
Sobre la banalización de la cultura
...........
De melancólicos o críticos,
complacientes y visionarios: Notas sobre la banalización de la cultura y el
desprestigio de las Humanidades
........
Entre tanta atonía no está
mal que surja el debate, la contraposición de ideas, replantearnos el papel que
debe desempeñar la cultura y la educación en una sociedad cambiante cuyo
destino no acabamos de reconocer. Los cuatro ensayos que vamos a analizar se
ocupan, en mayor o menor grado, tal y como se anuncia en uno de sus títulos, de la
denominada civilización del espectáculo,
y más en concreto del estado actual de la Universidad y de la crisis de las
Humanidades. Tienen en común que se leen con gusto, pues la claridad expositiva
es su objetivo, y que comparten un tono crítico general, unas veces más
incisivo y otras más comprensivo. Asimismo podría decirse que la visión que
proyectan casi siempre guarda relación, como no podía ser de otra manera, con
el estatus intelectual y la condición social de sus autores. El de mayor edad es
Mario Vargas Llosa (1936), Premio Nobel de Literatura, narrador, ensayista y
crítico literario de indiscutible prestigio. Los más jóvenes, Jordi Gracia y
Javier Gomá Lanzón, comparten fecha de nacimiento, 1965, siendo el primero catedrático
de Universidad, historiador de la literatura y crítico literario, mientras que
el segundo es filósofo de formación, ensayista y director de la Fundación Juan
March. Jordi Llovet, por su parte, nació en 1947 y es catedrático de Teoría de
la Literatura y Literatura Comparada, prejubilado, al tiempo que colabora como
articulista en la ed. catalana del diario El
País. Casi treinta años, por tanto, separan a Vargas Llosa de Gracia y Gomá
Lanzón, mientras que Llovet, por edad, se encuentra más cerca de Vargas Llosa
que de los demás. No sé si es necesario aclarar que todo ello no justifica que
piensen de una u otra manera, pero sí me parece que puede ayudar a explicar
ciertas actitudes. Y al respecto puede verse lo que apunta Gomá Lanzón en su
artículo “Ganarse la vida”.
........
El volumen de Jordi Llovet (Adiós a la Universidad. El eclipse de las
Humanidades, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 2011), quien se presenta como “hijo
de familia burguesa de Barcelona y nieto de masovers
[aparceros] ampurdaneses” (p. 87), reúne varios libros en uno, complementándose
entre sí. El título y el subtítulo muestran una parte sustancial del contenido.
Se trata de una despedida con doble
sentido, pues no solo anuncia el fin de la Universidad tal y como la hemos
conocido hasta la fecha, sino también la prejubilación del propio autor, quien
–por cierto- ha vuelto a las aulas para dar clase de Literatura Universal a los
estudiantes de primer curso. De lo que cuenta, me interesa, especialmente, la
historia de su formación intelectual, su periplo por Europa (Frankfurt, Tubinga,
París, Urbino), así como la reflexión sobre lo que debería ser hoy la
Universidad y, en concreto, el estudio de las Humanidades. Sus críticas, que en
esencia comparto, van dirigidas a los efectos negativos de la implantación del denominado
Plan de Bolonia (1998) en nuestras facultades, a sus criterios mercantilistas,
otro de los asaltos neoliberales que ha acabado desembocando en la crisis del
2008, a la dictadura de los nefastos pedagogos (p. 240), y a cómo todo ello ha
ido minando la enseñanza de la Filología, dado el sustancial rebajamiento del
nivel de exigencia, no solo en la licenciatura sino también en los máster, en
mi Universidad al menos, plagados de estudiantes licenciados en China sin los
mínimos conocimientos para optar a un título que los encaminará al doctorado. Sin
embargo, no se limita a mostrarse crítico con ese imperio de la burocracia que
se nos ha echado encima, sino que además presenta alternativas sensatas, haciendo
hincapié, por ejemplo, en la necesidad del dominio del lenguaje, en todas las ramas
del saber, aunque me temo que a estas alturas del desastre nadie le preste ya la
más mínima atención. De igual modo, aprecio el tono autocrítico, el humor y la
sensatez que rezuman sus páginas. Así, por ejemplo, no he podido dejar de
reírme con la burla de los títulos de las conferencias que se imparten en su
universidad (p. 245), disparate que podría competir con los comentarios que
Cadalso, en sus Cartas marruecas, le
dedicaba a los libros de su época. El reconocimiento a sus maestros (Antoni
Comas, José Manuel Blecua [vid. el
atinado retrato que le dedica, p. 209…], José María Valverde o Martín de
Riquer), tanto a su autoridad intelectual como a su entidad moral, me hace recordar
otro de los desastres que nos ha traído el dichoso Plan: la prematura jubilación
de profesores de la valía de Fernando Savater, José-Carlos Mainer o Santos Sanz
Villanueva.
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El libro de Jordi Gracia (El intelectual melancólico. Un panfleto,
Anagrama, Barcelona, 2011), quien se presenta en una entrevista de Tomás Val
como “un vitalista melancólico dispuesto a combatir sus peores propensiones” (Mercurio, 137, enero del 2012), se tacha
en el subtítulo de panfleto, manera
astuta de curarse en salud. En sus páginas, sin citarlos explícitamente, refuta
las opiniones de Llovet y Vargas Llosa, que veremos de inmediato, a los que califica
sin embozo de intelectuales melancólicos, nostálgicos de un pasado
mejor, y de resistentes a las innovaciones que nos ha traído el presente (“nada
nuevo vale la pena”, p. 63), al tiempo que los presenta carentes de ironía y de
escasa capacidad autocrítica. Sea como fuere, no puedo dejar de pensar que ese
intelectual melancólico, tal y como se retrata aquí, es un monstruo de
laboratorio forjado en Tarrasa, inexistente en realidad; al menos yo no conozco
a ninguno parecido, de factura tan maniquea. Así, por ejemplo, cuando Jordi
Gracia esboza en su libro un ambicioso y más que sensato programa para la
socialdemocracia (p. 82), estoy convencido de que sus impugnados lo firmarían sin
dudarlo.
......
Sí existen, en cambio, al margen de Jordi Gracia y Llovet,
otros muchos, sean escritores, periodistas, profesores o abogados que, más que
una actitud melancólica o nostálgica, poseen una visión crítica del presente.
Por qué, entonces, denominar melancólico
a lo que constituye una actitud disidente. Acaso, en dilucidar ese matiz,
podría hallarse la diferencia entre el ensayo y la barra libre que parece tener
el panfleto. Si alguien malintencionado aplicara esa misma lógica panfletaria a las reflexiones
de Jordi Gracia, podríamos tacharlo de intelectual
complaciente, convirtiéndolo de un
plumazo en acrítico, acomodaticio e incluso cínico, de lo que nuestro hombre en
Barcelona nunca ha dado muestras; antes bien, justo de lo contrario. Por otra
parte, ¿qué necesidad había de contestar a unos ensayos con un panfleto?, ¿no
hubiera sido más adecuado moverse en el mismo género, barajando semejantes reglas
de juego? A este propósito, la dedicatoria que encabeza el libro resulta programática,
puesto que el volumen está dedicado a su mujer y a sus hijos, el más joven,
todavía muy pequeño, con toda la vida por delante, sus “antídotos contra la
melancolía”. Y, en efecto, a diferencia de Vargas Llosa y Llovet, quizá Jordi Gracia
no pueda permitirse el lujo de mostrarse melancólico, aun cuando nada debería impedirle
exhibir una vez más un talante crítico. En ese ejercicio de windsurf en que se convierte su
apasionada argumentación nos encontramos, pues, con momentos de calma chicha y
con olas gigantes que se rompen bramando… “Sí, pero no, apunta, ya que nuestra
época, a pesar de dar cabida a la convivencia de sabios y analfabetos con
carrera, de grandes obras artísticas y banalidades, como ha ocurrido siempre
por lo demás, sigue sin dejar de apreciar y conceder atención a las creaciones
más sutiles y complejas". Ante esa conclusión de Jordi Gracia, en un justo medio ilustrado, solo podemos mostrarnos
de acuerdo. Con todo, mientras leía El
intelectual melancólico no he podido dejar de pensar que, estando su autor de
acuerdo en esencia con Llovet, había escrito un panfleto con el fin de encontrar
las razones que necesitaba para convencerse de lo contrario.
.......
Su apasionada respuesta, compartamos o no su forma de argumentar,
creo que resulta útil, pues presenta en carne viva el grave problema que acucia
hoy a la Universidad española, aunque no parece que los responsables políticos
y académicos hayan hecho nada de momento para evitarlo, con los Departamentos
ocupados en su mayor parte por profesores veteranos que se formaron en la
atmósfera del antifranquismo, y cada vez menos investigadores jóvenes, algunos
de ellos –no todos, desde luego- requetebecados,
sin que falten tampoco los complacientes con los dictados boloñeses, quizá
porque no les quede más remedio. La crisis, sin embargo, esta es la parte más
positiva, nos ha obligado a todos, jóvenes y veteranos, a adoptar una actitud
más vigilante con un sistema siniestro que nos ata de pies y manos, y que ha
impedido a aquellos un acceso natural a
la docencia.
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A la vista de los dos libros, no me parece justo que Jordi
Gracia sea presentado como un moderno
integrado; mientras que Llovet, en cambio, se nos muestre como un veterano apocalíptico, según he leído ya
en alguna ocasión. Ambos ensayos constituyen llamadas de alerta, si bien de
signo contrario. A título personal, entiendo y comparto algunos de los matices
que aduce Jordi Gracia, pero me parece que puestos hoy a escribir panfletos, tal y como están las cosas, resultaría
más provechoso ver el vaso medio vacío, en mi opinión la mejor manera -ni alarmista,
ni melancólica, ni siquiera pesimista, sino crítica- de sacar de la degradación
y el sopor a la Universidad, a los estudios de Humanidades y, con ellos, a los
de Filología.
......
Creo, por tanto, que no puede negarse la crisis por la
que atraviesa la Educación en todos sus niveles, la enseñanza de las
Humanidades, de la Filología; en suma, resultado de la crisis de la sociedad
que se fue gestando tras la Segunda Mundial. El nuevo siglo ha traído consigo grandes
cambios y me parece que todavía estamos perplejos ante alguno de ellos, sin
saber aún qué deberíamos aprovechar y qué resultaría más conveniente desechar.
Ese es el reto. El libro de Martha Nussbaum (Sin fines de lucro. Por qué la
democracia necesita de las humanidades, Katz, Buenos Aires y Madrid, 2010)
aparece lleno de lúcidas consideraciones a este propósito.
........
......
Lo
hasta ahora expuesto se halla estrechamente relacionado con la banalización de
la cultura que denuncia Mario Vargas Llosa (La
civilización del espectáculo, Alfaguara, Madrid, 2012), es decir, con su
masificación, con la preeminencia de lo cuantitativo sobre lo cualitativo defendido
por quienes Claudio Magris denomina lumpemburguesía,
junto a la idea de que los productos culturales deben tener como fin, sobre
todo, el entretenimiento de lectores y espectadores. Lo sorprendente del caso es
que algunos de los periodistas que más han contribuido a esa vulgarización entre
nosotros no hayan mostrado ningún empacho en recibir alborozados el libro del
narrador peruano español. Pero esa debe de ser otra de las muchas paradojas que
nos ha traído la posmodernidad.
......
El volumen de Vargas Llosa se compone de seis capítulos y
una reflexión final que se completa con diversos artículos del autor publicados
en el diario El País a partir de 1995,
por lo que puede afirmarse que la constatación de la crisis cultural es incluso
anterior a la económica. El libro, impregnado del liberalismo y de la
concepción de la sociedad abierta que
viene defendiendo su autor, siguiendo a Karl Popper, arranca con una sucinta historia
de la concepción de la cultura, deteniéndose en el influyente ensayo de T.S.
Eliot (Notes Towards the Definition of
Culture, 1948), al que le sucede la respuesta de Georges Steiner (In Bluebeard´s Castle. Some Notes Towards
the Redefinition of Culture, 1971) y los
trabajos de Guy Debord (La société du
spectacle, 1967), Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (La culture-monde. Réponse à une société désorientée, 2008) junto con
Frédéric Martel (Cultura Mainstream,
2010).
........
En la línea de Jean-Francois Revel (Porquoi des philosophes?, 1957), Alan Sokal y Jean Bricmont (Imposturas intelectuales, 1998), fíjense
en los cuarenta años que separan sendos libros, Gertrude Himmelfarb (On Looking Into the Abyss, 1994) o de
ensayistas del mundo hispánico tales como el argentino Juan José Sebreli (El olvido de la razón, 2006) aunque no lo
cite, o el más joven Carlos Granés Maya (El
puño invisible. Arte, revolución y un siglo de cambios culturales, 2011), a quien Vargas Llosa viene
apadrinando, impugna una compleja tradición cultural que en el arte y en la
música arranca con Duchamp o John Cage y desemboca en el Mayo del 68 (“revolución
de niños bien”, la denomina), cuando se cuestiona y derroca el principio de
autoridad (en la familia, la enseñanza, la cultura, etc.), y en el pensamiento
de la escuela estructuralista y en sus continuadores, con Lacan, Paul de Man, Foucault,
Derrida y Barthes a la cabeza, para conectar –en cambio- con otras ideas críticas,
tanto culturales como literarias, que pasan por clásicos como Edmund Wilson (To
the Finland Station: A Study in the Writing and Acting of History, 1940), Lionel
Trilling (The Liberal Imagination, 1950) y Marshall McLuhan (The Gutenberg Galaxy: The Making of
Typographic Man, 1962; Understanding
Media: The Extensions of Man, 1964; y en colaboración con Quentin Fiore, The Medium is the Massage, 1967). Lo
preocupante al respecto es que no haya encontrado otras referencias más
recientes, como pudieran ser los estudios de Harold Bloom o Marcel
Reich-Ranicki; a cuyos nombres podríamos añadir, sin desdoro alguno, como
excelente ensayista literario, el del propio Vargas Llosa. Al hilo de estos
razonamientos debería tomarse nota de algunas sucintas definiciones que nos
proporciona de conceptos, no siempre claros, como alta cultura, best-sellers
o frivolidad (pp. 43, 47 y 51)
.......
No puedo detenerme ahora en apreciaciones,
unas ciertas y otras más bien apocalípticas, cuando no meramente subjetivas y
personales; así la afirmación de que la cultura, tal y como la habíamos
entendido hasta hace poco, está a punto de desaparecer (p. 13); o que la
palabra, deteriorada, haya quedado subordinada a la imagen o a la música (p.
22); junto a su defensa de la mayor complejidad de la literatura con respecto al
cine (p. 216); la pérdida del pudor y la banalización de las relaciones
sexuales; o la idea de que en la religión sea donde, en mayor medida, se recoge
la espiritualidad (idea que comparte con el Peter Sloterdijk de Has de cambiar de vida); pues me
interesa más la constatación de la incertidumbre, del malestar en la cultura,
que ya en 1930, tras otra grave crisis económica, captaron tanto Freud como Ortega
y Gasset, en El malestar en la cultura
y La rebelión de las masas; de la
gran confusión en la que vivimos, y en especial, de la falta de criterio para
distinguir lo que es mera diversión de otras obras complejas y ambiciosas.
.......
Si la pretensión del libro de Vargas Llosa estribaba, en
suma, en “dejar constancia de la metamorfosis que ha experimentado lo que se
entendía […] por cultura” (p. 13), el objetivo está cumplido. Quizá sea cierto
que las horas hayan perdido su reloj,
según reza la cita de Vicente Huidobro que encabeza el libro, pero no lo es
menos que, incluso para quienes podemos estar en esencia de acuerdo con Vargas
Llosa, la idea que teníamos de la cultura se ha visto modificada. Más en
concreto, y sin por ello dejar de defender la excelencia, han ido surgiendo
otros mecanismos, desde la facilidad para estudiar o viajar, hasta el mayor
acceso al conocimiento que ponen a disposición del que quiera las grandes obras
de la literatura universal. Por poner un solo ejemplo, ¿acaso podían soñar los
lectores del El Bierzo que en el viejo castillo templario de Ponferrada iba a
estar a disposición del público lector una de las mejores colecciones del mundo
de facsímiles, de libros iluminados, el legado de Antonio Ovalle García? Es
evidente que no. Bueno, pues ello es producto de los avances de las técnicas de
reproducción e impresión, y en este contexto cabe recordarlo.
.......
Por otro lado, los autores de los tres libros que estamos
comentando dialogan entre sí y comparten un
mismo tono provocativo; no en vano, Llovet reseña el libro de Vargas
Llosa con elogios, sin dejar de ponerle por ello alguna pega (“El espectáculo
devorador”, El País, 28 de abril del
2012). Asimismo, los libros de ambos tienen en común un enfoque desesperanzado,
la crítica de la relativización de los valores y la defensa de las élites
intelectuales; mientras que Jordi Gracia, por su parte, tras compartir, matizar
o criticar abiertamente algunas de sus ideas, vuelve a responderles en un
artículo algo más ponderado (“Los espejismos del Apocalipsis”, El País, 6 de junio del 2012). No menos sorprendente
resulta que pese a estar de acuerdo en esencia, Llovet achaque parte de los
males que padecemos al neoliberalismo, mientras que Vargas Llosa se erige en uno
de sus más conspicuos valedores, pues a la sorprendente defensa que hizo en su
momento de la política de Margaret Thatcher (renovada en "La partida de la Dama", El País, 21 de abril del 2013), se suma ahora la ya completamente inverosímil de Esperanza Aguirre.
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Lo que más aprecio, por último,
del libro de Javier Gomá Lanzón (Todo a
mil. 33 microensayos de filosofía mundana, Galaxia Gutenberg/Círculo de
Lectores, Barcelona, 2012), quien se proclama “hijo gozoso de mi tiempo” (p.
107), es la frescura con que se desenvuelve en unos textos caracterizados por
la condensación y la brevedad (mil palabras), por la claridad expositiva y por los
retos que se plantea mediante la
reflexión sobre diversos temas, entre clásicos y poco ortodoxos. De este modo, encara
siempre de forma sistemática cuestiones peliagudas, proporcionándonos a menudo respuestas
verosímiles; o bien concluye el microensayo dejando una pregunta en el aire, en
el fondo otra manera de incitarnos a que sigamos reflexionando por nuestra
cuenta. Tampoco descuida la forma; obsérvense los títulos, principios y
finales, y el lenguaje que utiliza: así, el tono mundano, levemente zumbón (les
recomiendo “El dudoso porvenir del sexo placentero”) pero no por ello menos riguroso,
resulta el más adecuado para el público lector al que se dirige, el de los
diarios El País y La Nación de Buenos Aires. E incluso
algunos se plantean el sentido y el porqué del uso de ciertas expresiones. Con
respecto al terreno de lo literario, apunta que no existen genios desconocidos;
se pregunta en qué consiste la vocación literaria; reflexiona sobre la
oralidad; se atreve a mostrarnos El
Quijote desde otras perspectivas; y en otros dos artículos: “Responsabilidad en el arte” y “El tema de la
novela futura”, se plantea cómo debiera ser la novela del presente, abogando
por la vuelta de lo que denomina “novelas de educación”, o “novela problemática
de socialización”, como creo que podrían ser las recientes La hija del Este, de Clara Usón, o En la orilla, de Rafael Chirbes. Con el resto de los autores
comparte, además, varios temas relacionados especialmente con la globalización
y el multiculturalismo (véase el excelente artículo “Me declaro culpable”); el
estado actual de la cultura (“una calamidad”, p. 105), la “degeneración
generalizada” de los medios de comunicación y el papel que desempeña la denominada
cultura de masas, que no duda en tachar
de “vulgaridad triunfante” (p. 106); pero también con las exigencias de la
educación; la importancia de la novedad y de la singularidad; la pérdida de la
privacidad; o las reflexiones sobre en qué consiste ser culto o ser sabio, y lo
difícil que supone ser contemporáneo.
.......
La polémica, sobre todo a raíz de la publicación del
libro de Vargas Llosa, ha cosechado nuevos actores, pues a ella se han sumado,
de manera más o menos explícita, Jorge Volpi, quizás el más integrado de todos, a veces incluso hasta
la papanatería visionaria; quien ha sido director del Canal 22 de la televisión
pública mexicana, y que entiende esta nueva época “como la oportunidad de
definir nuevas relaciones de poder cultural. La solución frente al imperio de
la banalidad […], el reconocimiento de una libertad que por vertiginosa,
inasible y móvil que nos parezca, se deriva de aquella por la que Vargas Llosa
siempre luchó” (“El último de los
mohicanos”, El País, 27 de abril del
2012; y antes, “Réquiem por el papel”, El
País, 15 de octubre del 2011, respondido por Vicente Molina Fox en “El
siglo XXV: una hipótesis de lectura”, El
País, 3 de diciembre del 2011). Gomá Lanzón nos recuerda en su libro, sirviendo
a nuestro propósito, que en El misántropo,
de Molière, el personaje llamado Filinto pide a los hombres un poco de “virtud
sociable”, frente a los inconvenientes excesos de sinceridad por parte de
Alcestes. Sea como fuere, el caso es que tampoco el primer artículo de Volpi fue
bien recibido, pues obtuvo una dura réplica del escritor César Antonio Molina (“Mohicanos
y bárbaros en el gueto”, El País, 29
de mayo del 2012). David Trueba (“Espectacultura” y “Cultura dos”, El País, 3 y 4 de mayo del 2012), a su
vez, discrepa de Vargas Llosa en lo esencial de su argumentación y le reprocha,
con razones bien fundadas, no haberse dado cuenta de que no ha sido la masa quien ha banalizado la cultura,
sino algunos de los protagonistas del mundo cultural, como destacados empresarios
de medios y otros negocios adyacentes, acaso los representantes más conspicuos
del capitalismo neoliberal.
.......
A veces, leyendo este
conjunto de trabajos, sean libros o artículos,
he tenido la sensación de que los argumentos estaban forzados, pues de
todo cuanto apunta el contrincante prefieren quedarse solo con lo que interesa a
sus propósitos, sin atender a puntualizaciones, matices o términos medios. Tras
esta maraña nos queda la impresión de que los contendientes se dividen en dos
grupos, a saber: los nostálgicos o melancólicos, y los optimistas, abiertos a las
novedades. Creo que si leemos los textos con detenimiento, los argumentos de
unos y otros resultan mucho más complejos, de ahí que me parezca injusto
encasillarlos de tan burda manera. Los títulos de sus trabajos se revelan sin
duda muy aleccionadores, pues nos permiten observar desde qué pretendida
posición de superioridad se dirigen a los lectores, de modo que a veces no solo
se descalifique al adversario o se prevea el futuro, sino que se autorretraten
como sujetos comprensivos y abiertos de mente.
.......
Los integrados más feroces parecen sentir la imperiosa necesidad
de evocar un mundo que aún no ha llegado y nos conminan a acelerar su ruina
(fuera derechos de autor, disuélvase la autoría, desaparezcan las librerías,
los distribuidores y el libro de papel), a fin de que se convierta cuanto antes
en realidad, y puedan de una vez escribir -¿cómo llamarlas, piezas?- en las que convivan las letras,
la imagen y el sonido, luz y color, destinados a libros electrónicos que todo
el mundo leerá cuando el fútbol haya dejado de interesar al pueblo soberano, la
gente no pierda el tiempo en los bares y todos seamos más ricos, un poco más
guapos y eternamente jóvenes. La pregunta debería ser entonces: ¿por qué no se ha
hecho hasta ahora? Yo, por mi parte, espero con infinita curiosidad esa nueva obra total de cualquier ambicioso artista,
dispuesto a lanzar las campanas al vuelo, cogido de la mano del viejo Wagner,
quien habrá regresado del mismísimo Walhalla para celebrarlo conmigo.
......
Los nuevos tiempos han traído
consigo novedades útiles de las que venimos aprovechándonos, y otras que no
deberíamos aceptar sin cuestionarlas al menos. En este siglo y en el tramo final
del anterior se han producido grandes cambios (sociales, económicos y
culturales), aunque no siempre hayan resultado ventajosos. La tendencia de la
mayoría parece consistir en aceptar todo lo nuevo por el solo hecho de serlo, en
no cuestionar ninguna novedad, lo que al fin y a la postre no es más que una
actitud tontorronamente complaciente. Hoy por hoy, no hay mayor conformismo que
esa alegría con que venimos jaleando todos los inventos que salen al mercado:
la aparición del llamado libro electrónico no es más que otro de los últimos.
.......
En la actualidad, tras la crisis del 2008, el disparatado
Plan de Bolonia no puede realizarse tal y como se pensó y justificó, pues
carecemos de los recursos necesarios para llevar a la práctica lo que se nos
vendía, y no obstante seguimos padeciendo su inconsistencia y banalidad sin que
de momento se haya puesto remedio. De donde las Humanidades, “las ciencias que
permiten al ciudadano conocerse y explicarse”, según Francisco Calvo Serraller (“Paloma”,
El País, 7 de enero del 2012), llevan
hoy la vida de un boxeador en camino de acabar sonado.
.......
Si estamos de acuerdo en que el sistema educativo, la
Universidad, la cual debería ser una prioridad para cualquier gobierno, debe
formar ciudadanos y no útiles productores, que tengan conocimientos pero
también una actitud reflexiva y crítica ante los sucesos sociales, es evidente
que la red escolar, desde el parvulario a los máster y el doctorado, hace
tiempo que no funciona en España como debiera. Mientras que la confección de la
política educativa, de los planes de estudios, siga en manos de los pedagogos, la
enseñanza seguirá empeorando, como ha venido haciéndolo en las tres últimas
décadas. En esto también le doy la razón a Llovet. Por ello hay que leer estos
libros y meditar sobre cuanto dicen, porque aluden al presente y al futuro de
nuestro país, de la educación de los ciudadanos; al papel que debiera
desempeñar la cultura en una sociedad democrática, libre, hasta donde
razonablemente nos dejen serlo. Creo que ni la educación ni la cultura puede
ser solo rápida, entretenida y provocadora, para que nuestros alumnos, lectores
y espectadores no ¿se aburran?, pues también precisa que sea –ya se considere esta
idea de derechas o de izquierdas, a mí me parece más bien lo segundo- lenta,
exigente y compleja, capaz de adquirirse con paciencia, dedicación y esfuerzo,
un enfoque este tal vez más aburrido al principio, aunque en absoluto si le
ponen interés y atención –véase, al respecto, otro artículo de Gomá Lanzón,
“Prestar atención”- suficientes a fin de que resulte al cabo atractiva y
apasionante. Esa es mi propia experiencia.
........
* Este artículo ha aparecido publicado en la revista Ínsula, núm. 798, junio del 2013, pp. 2-6.
.......
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Fernando Valls
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miércoles, 10 de julio de 2013
Los poemas catalanes de Carlos Clementson, y 2
.......
EL NOU I EL VELL
.....
Per a Enrique Badosa, que ens va ensenyar
a conèixer la obra de J. V. Foix.
.......
Perquè has volgut cremar la clau de casa,
i en el temps d´estar sol cloure les mans.
E. B.
........
Cercar entre la cendra el foc antic,
els robins i els polsosos vells tresors
que ningú no recorda i pacientment,
en sàvia vigilia, somni i fe,
conjurar els estralls i els freds silencis
d´una història i les runes dels seus cants,
i refondre el passat amb el present
i un futur més brunyit, com si el temps
fos un altre, i els segles clausurats
un malson i un no-res, i sempre viu
fos el noble i actiu pensament.
..........

........
LO NUEVO Y LO VIEJO
.......
Para Enrique Badosa, que nos enseñó
a conocer la obra de J. V. Foix.
........
Porque has querido quemar la llave de la casa,
y en el tiempo de estar solo cerrar las manos.
E. B.
..........
Buscar en la ceniza el fuego antiguo,
los oros polvorientos, los rubíes
que ya nadie recuerda, y lentamente
con ardiente vigilia, sueño y fe
conjurar los estragos y el silencio
de una historia y las ruinas de sus cantos,
y fundir el pasado y el presente
y un futuro más terso, cual si el tiempo
fuese otro, y los siglos clausurados
mera nada, un mal sueño, y siempre claro
fuese el noble y activo pensamiento.
............
* En la foto, el poeta J.V. Foix.
.......
EL NOU I EL VELL
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Per a Enrique Badosa, que ens va ensenyar
a conèixer la obra de J. V. Foix.
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Perquè has volgut cremar la clau de casa,
i en el temps d´estar sol cloure les mans.
E. B.
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Cercar entre la cendra el foc antic,
els robins i els polsosos vells tresors
que ningú no recorda i pacientment,
en sàvia vigilia, somni i fe,
conjurar els estralls i els freds silencis
d´una història i les runes dels seus cants,
i refondre el passat amb el present
i un futur més brunyit, com si el temps
fos un altre, i els segles clausurats
un malson i un no-res, i sempre viu
fos el noble i actiu pensament.
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LO NUEVO Y LO VIEJO
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Para Enrique Badosa, que nos enseñó
a conocer la obra de J. V. Foix.
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Porque has querido quemar la llave de la casa,
y en el tiempo de estar solo cerrar las manos.
E. B.
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Buscar en la ceniza el fuego antiguo,
los oros polvorientos, los rubíes
que ya nadie recuerda, y lentamente
con ardiente vigilia, sueño y fe
conjurar los estragos y el silencio
de una historia y las ruinas de sus cantos,
y fundir el pasado y el presente
y un futuro más terso, cual si el tiempo
fuese otro, y los siglos clausurados
mera nada, un mal sueño, y siempre claro
fuese el noble y activo pensamiento.
............
* En la foto, el poeta J.V. Foix.
.......
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Poesía española actual

martes, 9 de julio de 2013
¿De qué y dónde murió Javier Tomeo?
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La prensa ha barajado diversas causas y lugares, e incluso un bloguero ha aprovechado la ocasión para soltar ponzoña, contar mentiras y hacer algún juicio literario disparatado; no en vano su sitio se llama El veneno de Tongoy. Si una mínima parte de los que se lamentaban en la red se hubieran molestado en leerlo, otro gallo le hubiera cantado al autor aragonés. Veamos. Según la redacción de La Vanguardia falleció en el Hospital Sagrado Corazón de Barcelona, producto de una ciática que se complicó al contraer una infección. Para El País murió de una grave infección en el citado hospital, pero la redactora de El Mundo, en cambio, nos cuenta que falleció en el Hospital Clínico. El Periódico añade otra novedad y nos cuenta que el escritor fue al hospital a operarse de varices y murió de una infección. En suma, lo único claro es que murió y que ocurrió debido a una infección que contrajo en el hospital. No sabemos, por el contrario, en cuál de ellos falleció el autor. También parece cierto que padecía una ciática, pero si el escritor se dirigió al hospital a operarse o no resulta ya más difícil de deducir de las informaciones periodísticas.
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En una carta al director publicada por El País el 29 de junio pasado, un señor de Barcelona se indignaba ante el hecho de que hubiera acudido al funeral Ferran Mascarell, conseller de cultura de la Generalitat, en calidad de amigo personal del escritor, y no dijera unas palabras. A mí, en cambio, me parece muy sensato que intentara pasar inadvertido. Si era amigo personal de Tomeo sabría la escasa simpatía que sentía el escritor aragonés por los nacionalistas catalanes, hasta el punto de que le había oído decir en varias ocasiones que pensaba empadronarse en su pueblo para no tener que contribuir a la Hacienda catalana. Toda esta confusión le habrá divertido bastante a Tomeo, y es muy probable que hasta haya escrito un cuento -o un microrrelato- en donde el conseller desempeñe el papel de hombre camaleón.
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Necrológicas

lunes, 8 de julio de 2013
Los poemas catalanes de Carlos Clementson, 1
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FIDELITAT
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Josep Carner
Dia de Sant Jordi, 1970
.......
Viure en les paraules:
no hi ha fidelitat
més gran per a un poeta.
.......
De lluny estant, el pi,
la cala blava, el pàmpol
verd, el camí, la serra
de foc, el cant del grill
fets tots presència pura,
esperança i consol.
.......
La terra era la seva
cançó, sempre viscuda
com a segur reialme,
com a oratori adient.
.......
Enfora el món, l´exili,
les estranyes converses,
les boires i els bedolls
impàvids, aliens;
mes seves les paraules
i el seu carnal conhort.
......
Així, quan va arribar
després de tants, tants anys,
no va arribar tot sol;
si bé cansat i vell,
amb la rosa a la mà,
la seva rosa ardent
d´una pàtria en flor,
vingué com al principi,
amb la seva paraula,
amb el seu somni antic
com una rosa fresca
cantant encara al cor.
.........
.......
FIDELIDAD
.......
.......
Vivir en las palabras:
no hay fidelidad
mayor para un poeta.
......
Y en el destierro, el pino,
la cala azul, el pámpano
verde, la sierra, el son
del grillo… tan lejanos,
mas todos en su voz
hechos presencia pura,
esperanza y fervor.
........
Su tierra era su misma
canción, siempre vivida
como seguro reino,
como oratorio íntimo.
......
Afuera, el mundo, extrañas
conversaciones, rostros,
neblinas y abedules
ajenamente impávidos,
mas suyas las palabras
y su carnal consuelo;
mas suyas las palabras
en tanta desnudez.
.......
Así cuando él volvió
después de tantos años,
no es que viniera solo;
si bien cansado y viejo,
con su rosa en la mano
hecha presencia pura
como una patria en flor,
venía como al principio,
con su palabra propia
como una rosa fresca
cantando aún, cantando
desde siempre, allá
donde siempre estuviera:
cerca del corazón.
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FIDELITAT
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Josep Carner
Dia de Sant Jordi, 1970
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Viure en les paraules:
no hi ha fidelitat
més gran per a un poeta.
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De lluny estant, el pi,
la cala blava, el pàmpol
verd, el camí, la serra
de foc, el cant del grill
fets tots presència pura,
esperança i consol.
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La terra era la seva
cançó, sempre viscuda
com a segur reialme,
com a oratori adient.
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Enfora el món, l´exili,
les estranyes converses,
les boires i els bedolls
impàvids, aliens;
mes seves les paraules
i el seu carnal conhort.
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Així, quan va arribar
després de tants, tants anys,
no va arribar tot sol;
si bé cansat i vell,
amb la rosa a la mà,
la seva rosa ardent
d´una pàtria en flor,
vingué com al principi,
amb la seva paraula,
amb el seu somni antic
com una rosa fresca
cantant encara al cor.
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FIDELIDAD
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Josep Carner
Día de Sant Jordi, 1970.......
Vivir en las palabras:
no hay fidelidad
mayor para un poeta.
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Y en el destierro, el pino,
la cala azul, el pámpano
verde, la sierra, el son
del grillo… tan lejanos,
mas todos en su voz
hechos presencia pura,
esperanza y fervor.
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Su tierra era su misma
canción, siempre vivida
como seguro reino,
como oratorio íntimo.
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Afuera, el mundo, extrañas
conversaciones, rostros,
neblinas y abedules
ajenamente impávidos,
mas suyas las palabras
y su carnal consuelo;
mas suyas las palabras
en tanta desnudez.
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Así cuando él volvió
después de tantos años,
no es que viniera solo;
si bien cansado y viejo,
con su rosa en la mano
hecha presencia pura
como una patria en flor,
venía como al principio,
con su palabra propia
como una rosa fresca
cantando aún, cantando
desde siempre, allá
donde siempre estuviera:
cerca del corazón.
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* Carlos Clementson (Córdoba, 1944) es poeta y traductor. Entre sus últimos libros destaca una antología de poesía gallega, Sinfonía atlántica, y otra de poesía francesa, Las
rosas de la vida, que aparecerá en octubre. Los versos que publicamos forman parte del libro Palabras en el espejo (Un diálogo bilingüe con la poesía catalana contemporánea), inédito, pero en busca de editor. Cuando Josep Carner, en la foto, regresó del exilio,
Carlos Clementson estaba en Barcelona, esperando que naciera su hijo mayor en Figueres.
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Poesía española actual

sábado, 6 de julio de 2013
¿Quién inspiró el personaje de la Maga?
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Hace unos días, en una conversación entre Aurora Bernárdez y Mario Vargas Llosa, el narrador peruano dio por hecho que ella, la primera esposa de Cortázar, le había inspirado el personaje de Rayuela, la Maga, y aunque lo negó, el autor de La ciudad y los perros insistió, diciendo que de todas formas era quien más se le parecía. Bueno, pues me temo que no es así. No hay más que leer la correspondencia de Cortázar, editada por Alfaguara, para saber en quién se inspiró para componer la Maga. Se trata de la alemana Edith Aron, con quien coincidió en 1950 en el barco que lo trajo por primera vez a Europa. En aquella ocasión apenas se trataron, pero luego el azar los hizo coincidir en diversos lugares de París hasta que empezaron a conocerse y se hicieron amigos. Edith Aron, de origen judío, tenía entonces 23 años y había emigrado con su madre a Buenos Aires. Pero tras finalizar la segunda guerra mundial regresaron a Europa. Las relaciones entre Edith y Julio fueron enfriándose porque ella se empeñó en traducir sus cuentos al alemán, con dudosos resultados, por lo que el argentino no permitió que tradujera el resto de su obra y ella se sintió traicionada. Hace unos años, primero Juan Cruz en El País, y luego Paula Kuffer en la revista Quimera, entrevistaron a la alemana, ahora residente en Londres, donde vive con su hija. El caso es que Edith siempre negó ser la Maga, quizá porque más que un personaje quiso ser escritora, aunque no consiguió ser reconocida como tal. Lo que sí ha confesado en entrevistas recientes es que Cortázar le pidió que se fuera a vivir con él y no accedió, sin darse cuenta de lo enamorada que estaba de él. Entontes llegó Aurora Bernárdez a París y las cosas cambiaron definitivamente. Quizá Edith Aron no llegó a entender nunca del todo, o lo entendió demasiado tarde, lo que significaba el personaje de la Maga para tantos lectores devotos de Rayuela. Hay que leer Rayuela, o volver a leerla.
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Literatura hispanoamericana

viernes, 5 de julio de 2013
Gergiev en escena
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Como clausura de
las actividades del año ruso en Alemania actuó hace unos días en la Filarmónica
de Berlín la orquesta del Teatro Marinsky, de San Petersburgo, dirigida por
Valery Gergiev. Durante la primera parte interpretaron piezas de Wagner y
Shostakóvich, con la colaboración del bajo René Pape, que cantó un fragmento de
La valquiria, y el pianista Denis
Matsuev, respectivamente. En la segunda parte del concierto, en cambio, tocó
solo la orquesta, interpretando la “Patética” de Chaikovski. El teatro estaba
lleno y lo único negativo fue que tuvimos que soportar un par de discursos políticos, en
ruso y alemán, con sus correspondientes traducciones a la otra lengua. El
público, alemanes y japoneses aparte, estaba compuesto en su mayoría por rusos,
quienes me temo que siguen siendo poco apreciados por los alemanes, por
gritones, horteras y amigos de la ostentación (los tacones de las señoras son
tan llamativos como sus peinados), con todas las razonables excepciones que
queráis.
Pero no voy
hablar de los rusos en Berlín, ni tampoco de música, sino del director, de la sorprendente
puesta en escena de Valery Gergiev. Para empezar, se hace esperar siempre,
apura todo lo que puede el tiempo de salida al escenario, pero cuando acaba la
pieza y el público aplaude reparte generosamente los reconocimientos con los
solistas, el concertino y el conjunto de la orquesta.
A Gergiev hay que
verlo en la Filarmónica desde el sector H, teniéndolo de frente, aunque la
orquesta nos dé la espalda y la voz de los cantantes se aleje hacia el lado
contrario del teatro. Aquí, el escenario está situado en el centro de la sala,
como si se tratara de una pista de circo, y lo rodean los espectadores, que
parecen colgados de las paredes, de abajo arriba. Pero el espectáculo lo dio el
director que condujo la orquesta prescindiendo del atril y de la batuta, tal
como hizo en la segunda parte, poniendo en movimiento todo el cuerpo,
encogiendo los hombros y moviendo la cabeza, y hasta susurrando, indicando a
los músicos con los ojos lo que debían hacer y sobre todo acompasando las manos. La izquierda desempeñó un papel importante pero secundario, sobre todo comparada
con los gestos que desarrolló la mano derecha, con unos dedos que no permanecieron
un solo instante quietos, pues giraron, apuntaron, se agruparon y abrieron
volando como si de un pájaro se tratara, superando con creces las
posibilidades de la batuta. A pocos directores de orquesta hemos visto sacarle
tanto partido al cuerpo, a la gesticulación, y a menos aún cuyas indicaciones sigan
los músicos con tanta precisión como si adivinaran el sentido de cada gesto. Alguien
debería rodar un corto con los movimientos de este director a lo largo del un
concierto. Si tenéis oportunidad de verlo actuar, sobre todo con la Orquesta
del Marinsky, no os perdáis la actuación del extraordinario maestro Gergiev.
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Músicas

jueves, 4 de julio de 2013
IVÁN TERUEL
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DESCUBRIMIENTO
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La perra se caga en el pasillo de
abajo. Mi mujer grita desquiciada. Y el niño hace rato que berrea. Yo empiezo a
sentir un picor agudo en el ojo izquierdo. Baja hijo de puta, baja o coge a tu
hijo. El picor se intensifica. Te juro que subo a por el niño y me largo. Me
rasco con insistencia. Te vas a quedar ahí pudriéndote con tus historias. El picor
se expande. Oigo portazos y voces como en letanía. Comienzo a hurgar con
ímpetu. Imagino mi mano como la pala de una excavadora. Las voces vuelven. Me
arranco el ojo. El picor no desaparece. Percibo unos pasos subiendo las
escaleras. Meto el índice y el anular en mi nueva oquedad. El niño parece que
ya no llora. Tanteo con las yemas pero no sé qué busco. Los pasos ahora bajan
las escaleras. El picor es terco. Una puerta se abre. Palpo una orografía de
recovecos húmedos. La misma puerta se cierra. Llego a una región blanda y
viscosa. Un motor arranca. Toco una pequeña protuberancia. El picor desaparece.
Y por fin irrumpe el silencio. Creo que descubro algo maravilloso.
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HERMANASTROS
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Contemplo el pulso firme de sus manos
de niño: con una sujeta el gorrión y con la otra sostiene el alfiler con el que
atraviesa sus ojos. Esa es la primera escena que parpadea en mi cerebro
agónico. Se diluye. Siento mis ojos a punto de reventar. Se desliza otro
recuerdo. Este sin dibujo. Solo un olor y un sabor acres, el de su entrepierna
adolescente. Y el apremio de su mano en mi nuca. Y la náusea incontenible
después. El contorno de otra imagen barre ese recuerdo ciego: es un envase
envuelto en llamas. Hay una rana viva dentro. Volvemos a ser pequeños.
......
Ahora irrumpen algunas palabras suyas,
inestables y rendidas, ya adultas, con un murmullo de fondo. Estamos en un bar.
Y la voz traza una herida que supura: me habla de un tío suyo, de su primera
niñez y de un dolor puntiagudo en el culo. Mi dolor, el de ahora, el de mis
ojos, es esférico. Pienso: hay una geometría del dolor. Ya no pienso. Solo veo
un relampagueo nervioso y fulminante: su mano derecha sacándome de un canal; su
puño izquierdo crujiendo contra un pómulo; sus nudillos tocando tantas veces mi
puerta; las yemas de sus dedos demorándose en mi cuerpo. Sus manos, siempre sus
manos. Las mismas que me han acariciado antes. Las mismas que se han abalanzado
sobre mi cuello después, tras mis palabras. Las mismas que ahora acaban con mi
vida de la única forma en que podían hacerlo. Aplastándola.
.........
.........
* Iván Teruel (Gerona, 1980) es licenciado en Filología Hispánica
y trabaja como profesor de Enseñanza Secundaria en un Instituto público. Con su estudio El Perú escindido: antagonismo estético e
ideológico entre Vargas Llosa y Arguedas, publicado en el 2012, ha obtenido el
Premio Rara Avis. En la actualidad está preparando su primer libro de microrrelatos. Es autor del blog http://latijeradelish.blogspot.com.
......* La foto de los leones es de Nick Brand.
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Microrrelatos

miércoles, 3 de julio de 2013
La narrativa en los tiempos del apresuramiento
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Como ha ocurrido siempre a lo largo de la Historia, en la
literatura, me centro en la novela y luego en el microrrelato, encontramos
tramas más livianas y apresuradas, destinadas a lectores que solo buscan en la
ficción literaria el entretenimiento; pero también historias complejas que
exigen una cierta morosidad, en las que a veces el discurso, el pensamiento, se
impone a la acción, y la lentitud viene exigida por la disminución del diálogo,
la construcción de personajes con más recovecos, el protagonismo de espacios
simbólicos y la presencia de imágenes poderosas.
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Lo que sí han traído los nuevos tiempos es un mayor
nerviosismo, una cierta conciencia de que hay que tener presencia mediática, publicar
de forma asidua. A muchos escritores les falta paciencia y les sobran ganas de
estar en medio. Si a ello se le añade que en las editoriales no siempre se hace
el imprescindible trabajo de edición con el escritor, el resultado, a menudo,
son libros apresurados, a los que les falta cuando menos un hervor.
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En las últimas buenas novelas españolas
que he leído (La hija del este, de
Clara Usón; En la orilla, de Rafael
Chirbes; La puerta entreabierta, de
Cristina Fernández Cubas), todas ellas muy recientes, hay un gran trabajo de
documentación detrás, luego perfectamente disimulado en la historia tan
compleja como matizada en la primera; una visión lúcida y acerada de la
realidad en la segunda; y un intento de barajar lo maravilloso popular y lo
fantástico culto, dando un paso más allá en la concepción del género en la
tercera. Cada una en su estilo, pues son muy distintas, son novelas muy
cuidadas, críticas, y el avance del relato no es ni rápido ni lento, sino que
andan al ritmo que exige la historia que se quiere contar, que es, al fin y a
la postre, de lo que se trata. La velocidad no es fácil de casar con la novela.
.......
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También habría que hablar, en este sentido, del
microrrelato como la expresión máxima de una literatura concisa e intensa, en
grado sumo por tanto, más allá de su brevedad formal. Porque es evidente que lo
que señalaba al comienzo con relación a la novela, resulta igualmente aplicable
a géneros como el cuento y, sobre todo, el microrrelato, donde la trama pierde
relevancia en favor de la revelación epifánica de una historia, de una escena o
de un monólogo conciso, cargado por tanto de pensamiento. No hemos de olvidar que
este género joven recibe un gran impulso durante los años de las vanguardias
históricas, y de ahí su posterior desarrollo y su cultivo predominante actual,
habiendo encontrado en Internet, en este caso sí, un canal adecuado para su
difusión. Pero, además, ha resultado un género engañoso, un espejismo, pues dada
su brevedad puede parecer sencillo de componer, de ahí su creciente número de
cultivadores, aunque si atendemos a los resultados, al final puede
llegar a ser tan complejo como cualquier otro género. Nunca he compartido esa
idea de que el microrrelato, dada su brevedad, sea el género más adecuado para los
apresurados tiempos actuales. Por el contrario, si existe hoy un género
literario veloz, ese es el microrrelato, en el que la obligada concisión
conlleva velocidad; no en vano se ha definido como un texto narrativo brevísimo
que una vez empieza, está a punto de acabar.
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* Este texto es la respuesta a la pregunta que me formuló el periodista Josep Massot para un reportaje que preparaba para el diario La Vanguardia, aunque no sé si ha sido publicado.
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Narrativa española actual

martes, 2 de julio de 2013
De `Hebras de Malasaña´, de Yulino Dávila
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FERMENTANDO
........
Hoy no he salido de casa / Llueve
Doy vueltas igual que un viejo lagarto
bostezando
el guión que se acomoda a sus escamas / Llueve
......
Hoy me he apretado a viejos inconvenientes
Mi falta de respeto es desazón
por este atardecer ronco en plena primavera]
que desde mi ventana
no es más que una parca calle .........terca y solitaria
y me refleja
Una mala nota en el fonógrafo del mundo me ha despertado]
Tiene algo de tripa vacía ........ (ruido de cascos)
que rumia confetis ajenos
El humor: es un doblado pañuelo que espera
en una caja de cereales
al lado de una guitarra sin sol sin mí
y polvo
Polvo de fría pensión donde la humedad
me despertaba igual que una vagina enardecida
........
(Una vez amé imprevisiblemente una mirada
con chimenea
tenía un hospital en la boca]
era una mujer contemporánea
Siempre llegó a tiempo
cuando traté de engañarla
Una vez)
........
Hoy nadie me espera
puedo ir a mis antojos licenciosos........ como al cine]
o tomarme un café y guiñarle el ojo
a la viuda de la otra calle
pero afuera llueve y nadie me espera
.......
El tiempo no adornará mi vestido desteñido y arrugado]
Hoy me cae la desidia... sin medida
un charco de agua rancia
salpicando mi mejor escapatoria
Es un hueco que me crece
en tanto
recorro con mis ojos de murano
unos trastos acomodados a la ligera
Y todo esto no es más que un rechinar de grillos
que desalojo......de un maletín
........
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FERMENTANDO
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Hoy no he salido de casa / Llueve
Doy vueltas igual que un viejo lagarto
bostezando
el guión que se acomoda a sus escamas / Llueve
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Hoy me he apretado a viejos inconvenientes
Mi falta de respeto es desazón
por este atardecer ronco en plena primavera]
que desde mi ventana
no es más que una parca calle .........terca y solitaria
y me refleja
Una mala nota en el fonógrafo del mundo me ha despertado]
Tiene algo de tripa vacía ........ (ruido de cascos)
que rumia confetis ajenos
El humor: es un doblado pañuelo que espera
en una caja de cereales
al lado de una guitarra sin sol sin mí
y polvo
Polvo de fría pensión donde la humedad
me despertaba igual que una vagina enardecida
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(Una vez amé imprevisiblemente una mirada
con chimenea
tenía un hospital en la boca]
era una mujer contemporánea
Siempre llegó a tiempo
cuando traté de engañarla
Una vez)
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Hoy nadie me espera
puedo ir a mis antojos licenciosos........ como al cine]
o tomarme un café y guiñarle el ojo
a la viuda de la otra calle
pero afuera llueve y nadie me espera
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El tiempo no adornará mi vestido desteñido y arrugado]
Hoy me cae la desidia... sin medida
un charco de agua rancia
salpicando mi mejor escapatoria
Es un hueco que me crece
en tanto
recorro con mis ojos de murano
unos trastos acomodados a la ligera
Y todo esto no es más que un rechinar de grillos
que desalojo......de un maletín
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* Este poema del escritor peruano, afincado en Barcelona, Yulino Dávila, forma parte de su libro Hebras de Malasaña, publicado por Varasek con fotos de Beatriz Ruibal.........
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Poesía hispanoamericana actual

lunes, 1 de julio de 2013
El diario de Ignacio Gómez de Liaño
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PEZ DE TIERRA
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En las tres últimas décadas,
el género del diario parece haberse hecho
en España con lectores incondicionales. Este libro de Ignacio Gómez de Liaño (En la red del tiempo. 1972-1977. Diario personal, Siruela, Madrid, 2013) se centra en los años de la
Transición, cuando el autor contaba entre 26 y 31 años y estaba forjándose su
personalidad intelectual, a la vez que trataba de iniciar una nueva vida. Se reconoce miembro de la Generación del 77, de la que también
formarían parte Ullán, Savater, Azúa, Molina Foix, Colinas y Fernández de
Castro, que inició su andadura en una época de inquietud, esperanza en el cambio y ebullición intelectual. Buena
prueba son los Encuentros de Pamplona (1972), los Congresos de Filósofos
Jóvenes y las desavenencias entre los poetas experimentales que se rememoran, mientras
despuntaba la movida madrileña y el
anuncio de una nueva narrativa española.
El autor c0menta en 1977 que su vocación se decanta por la novela, aunque apenas
muestre interés por la cultivada en España, ni tampoco por los excelentes narradores
hispanoamericanos.
.......
En el prólogo advierte que para él el diario consiste en
“el relato de la vida según se va desenvolviendo” a base de “pinceladas
rápidas”. Constata también cómo su estilo va evolucionando, de telegráfico a elaborado,
y confiesa que su objetivo era entonces más testimonial que literario. Al fin y
a la postre se trataba de asegurar lo efímero como memoria, y de mostrar sus
aspiraciones privadas y artísticas, su evolución personal y de escritor. Cuando
se acerca el desenlace, en unas pocas páginas fundamentales apunta:
“escribiendo cada día sobre las cosas (…) no solo las disecciono o poetizo,
sino que también me entrego al presente”........
.......
Si bien todos los diarios resultan atípicos, cada uno a
su modo, este destaca por su desmesurada dimensión. Pero, además, el texto se
presenta casi en bruto, él mismo lo llama borradores,
sin pulir y plagado de minucias. Apenas si se molesta en construir un personaje;
pues nos impone la persona sin ambages, tal como se veía, o transcribiendo cuanto
opinaban los demás. Son, por el contrario, menos habituales en libros de este
género los materiales que aduce, ya se trate de sueños o de cartas,
ilustraciones, apéndices y láminas.
........
De hecho, puede leerse como un cincelado autorretrato, a
menudo poco complaciente consigo, y a ratos pagado de sí mismo; siempre con el
protagonista en busca de la felicidad. El autor se mueve entre gente que, aun siendo
antifranquista, se declara contraria a los postulados marxistas dominantes por
entonces. A otro nivel, el libro se ocupa de las dificultades de un joven de
familia acomodada, vinculada con el régimen de Franco, para abrirse camino,
dedicándose a lo que realmente quiere: el estudio y la creación artística.
......
En estas páginas aparecen galerías de arte y librerías, restaurantes,
las actividades culturales del Instituto Alemán e Italiano, revistas que apenas
ya nadie recuerda, o editoriales importantes como Taurus, Alfaguara o Editora
Nacional. Así, entran y salen de escena pintores, arquitectos, músicos, actores,
galeristas, críticos de arte, fotógrafos, periodistas y sobre todo editores y
escritores como Jesús Aguirre, Jaime Salinas, Buero Vallejo, Luis Alberto de
Cuenca o el singular Carlos Oroza, entre otros muchos.........
........
Lo más sugestivo, decía, es el panorama de época esbozado,
el bullir de unos jóvenes cuyo horizonte de expectativas se abre al mundo, con
Ibiza, Londres, Roma o París como principales destinos. Por tanto, tiene un
valor más informativo que literario. Así, lo que se cuenta sobre el efímero
Premio de la Nueva Crítica, los primeros tiempos de este suplemento cultural,
cuando lo comandaban Ullán y Rafael Conte, o el comité de lectura de la
Alfaguara de Salinas. Pero el resultado tendría que haber sido sometido a una
severa poda, después de trascender lo meramente anecdótico, como ocurre cuando
retrata a Juan Benet en claroscuro. En definitiva, deberíamos preguntarnos si
es necesario someter el material escrito a un proceso de reescritura. Ignoramos
si estos borradores fueron compuestos
para ser publicados tal cual estaban (rara vez corrijo, confiesa), o bien se
trataba de una cantera de la que extraer posibles materiales, pues en un par de
ocasiones apunta que le gustaría hacer una novela con fragmentos del diario. El
caso es que, como escribió Ángel Crespo: “Para ser capaz de decir algo hay que
renunciar a decirlo todo”.
.........
En fin, se autorretrata como un dandy-artista, se muestra
eufórico o depresivo, acaso como un existencialista tardío o un posmoderno prematuro,
amante de todos los saberes por los que transita con cierta alegría. Su
constante insatisfacción y desencanto lo convierten en lo que él llama un pez de tierra. Si a ello le sumamos su inseguridad,
el frecuente deseo de hallarse en otros lugares y la soledad de quien se pasa
gran parte del día acompañado, se entenderá mejor lo que anotaba en 1972: “Soy
feliz cuando no hago planes, cuando no tengo compromisos, cuando no me siento
obligado a nada”.
* Esta reseña apareció publicada en el suplemento Babelia del diario El País, el 29 de junio del 2013.
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