I
.......
ESCRIBO SOBRE ESTE ACANTILADO DE
TU RECUERDO O SOBRE EL ÚLTIMO MAR DE MI NOSTALGIA. Escribo hacia ti y con la
sombra a cuestas, o escribo triste, o escribo libre y sin dirección precisa
pero hacia la vida y hacia ti y hacia la única vida que eres tú para mí, una
vida secreta y última, la más verdadera, la más honda, la más fresca. Escribo.
Escribo de nuevo. Y no escribo igual, soy yo en eso, me miento y no te alcanzo
y nada logro sino sufrimiento y sueños. Escribo sobre el ala rota de una
gaviota y no estás tú. Escribo pero no escribo, porque no te alcanzo, ya te lo
digo, no te cumplo aquí, en el papel, y por eso sólo el silencio reina o existe
de veras, un silencio que te cubre y que me anega y sobre el que la vida se
traspasa y en el que quizá podría decir que ya estoy muerto.
........
II
.......
Escribo y he escrito las pasadas
líneas y acaso son un poema o tienen de poema, y recuerdan a como era mi
escribir cuando escribía. Esto quizá es inevitable. Esto, quizá también,
demuestra su inutilidad o su mentira, o, al menos, su fragilidad tan íntima. No
lo sé, y me da igual saberlo. Rompo el silencio y aun así no se rompe, no está
roto. Estoy atado a mí mismo, a mi yo antiguo, y a la vez soy otro. Hacia tu
amor soy otro y lo inundo todo. El amor mueve la tierra y persigue el aire. El
amor es plena fruta, un redondo sueño y sólo por amor puede volver el arte y
hacerse hecho, ser presencia. Pero el amor y el arte se escapan tal agua entre
los dedos. El arte ya no es nada, el amor inunda y no se marcha pero no se
alcanza, el silencio es un muro por el que no trepo o soy hiedra que en él se
agarra y queda allí atrapada, dormida. Silencio sobre la vida y sobre el mundo
y nada que decir sobre él. Silencio sobre el silencio, rotura todo, esta vida
seca, que en este anegarse se cumple y se marchita, se queda en nada. Silencio,
tiempo y nada: sobre él el olvido me recubra, y una soledad inmensa diga su
nombre al final de todo, detrás de nada, sobre mi rostro último, sin papel ni
calle, en el aire triste.
................
* Santiago Montobbio (Barcelona,
1966) es licenciado en Derecho y en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona y profesor de
ESADE y de la UNED. El Bardo publicará su nuevo libro, Los soles por las noches esparcidos, del que forma parte este poema inédito. La foto del autor es de Anna Xalabarder.
...........
Fernando, magníficos poemas. Nada más puedo decir.
ResponderEliminarEstos versos, estas palabras, llegan, llegan.
ResponderEliminar