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Puerto
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Para su sorpresa, la cama donde está acostado se transforma en balsa. Y el piso, en mar. El techo, en cielo abierto. Sólo el frío y la oscuridad permanecen sin cambio.
Con cuidado para no voltearla, se arrodilla sobre esos troncos —tan precariamente unidos— donde ahora habita. De algún modo le recuerdan a Los Duraznos, la quinta de sus abuelos, los veranos de la niñez y aquel sol hecho jugo de fruta escurriéndose por los dedos.
En esta noche de hoy se inclina y cava en el agua. Busca angustiosamente. Desconoce qué: sólo intuye que lo perdido era imprescindible. Fuera de ese gran hoyo que su frenesí va formando, no aparece nada. Una aguda sensación de extrañeza lo embarga, según parece, ese hoyo es su lugar de arribo.
Tampoco comprende dónde se acumula el mar que quita. De pronto sus manos se iluminan, están azules, por momentos también grises, o tan negras que sólo algún reflejo plateado permite verlas, están doradas, o violentamente verdes. Si no fuera por este mal presentimiento, lloraría de emoción ante tanta belleza.
Con cuidado para no voltearla, se arrodilla sobre esos troncos —tan precariamente unidos— donde ahora habita. De algún modo le recuerdan a Los Duraznos, la quinta de sus abuelos, los veranos de la niñez y aquel sol hecho jugo de fruta escurriéndose por los dedos.
En esta noche de hoy se inclina y cava en el agua. Busca angustiosamente. Desconoce qué: sólo intuye que lo perdido era imprescindible. Fuera de ese gran hoyo que su frenesí va formando, no aparece nada. Una aguda sensación de extrañeza lo embarga, según parece, ese hoyo es su lugar de arribo.
Tampoco comprende dónde se acumula el mar que quita. De pronto sus manos se iluminan, están azules, por momentos también grises, o tan negras que sólo algún reflejo plateado permite verlas, están doradas, o violentamente verdes. Si no fuera por este mal presentimiento, lloraría de emoción ante tanta belleza.
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Uno sobre dos
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Camina por las calles de Baltimore, busca una mujer joven que se le ha perdido. Y un escarabajo de oro. Si pudiera recordar quién es sabría dónde buscar, por eso camina sin rumbo.
—Todo lo que necesito es un mapa— dice con voz aguardentosa.
Hurga dentro de sus bolsillos. No los reconoce, como si las ropas que usa fueran ajenas. Introduce las manos temblorosas dentro de la camisa, palpa su cuerpo magro, frío como el de un muerto.
Ha bebido demasiado, ha bebido porque le gusta aunque también es posible que lo hayan obligado. Eso le pasa, si es que le pasó, por ser un pobre diablo. En Baltimore se sabe cómo los políticos sacan partido de pobres diablos como ése.
Las rodillas se doblan contra el empedrado pero logra apoyar las manos a tiempo para no golpearse el rostro. En esta noche oscura podría confundirse con un perro. Cuidadosamente, despacio, se recuesta. Siente que todo es una herida. Algo punza su mejilla derecha, una espina, un clavo, una piedra. Vomita cierto líquido amarillo.
—Encontré al escarabajo. Falta ella.
—Todo lo que necesito es un mapa— dice con voz aguardentosa.
Hurga dentro de sus bolsillos. No los reconoce, como si las ropas que usa fueran ajenas. Introduce las manos temblorosas dentro de la camisa, palpa su cuerpo magro, frío como el de un muerto.
Ha bebido demasiado, ha bebido porque le gusta aunque también es posible que lo hayan obligado. Eso le pasa, si es que le pasó, por ser un pobre diablo. En Baltimore se sabe cómo los políticos sacan partido de pobres diablos como ése.
Las rodillas se doblan contra el empedrado pero logra apoyar las manos a tiempo para no golpearse el rostro. En esta noche oscura podría confundirse con un perro. Cuidadosamente, despacio, se recuesta. Siente que todo es una herida. Algo punza su mejilla derecha, una espina, un clavo, una piedra. Vomita cierto líquido amarillo.
—Encontré al escarabajo. Falta ella.
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* Patricia Nasello (Córdoba, Argentina, 1959) obtuvo el título de Contadora Pública en la Universidad Nacional de Córdoba, profesión que nunca ejerció. Ha publicado un libro de cuentos, El manuscrito (2001). Coordina talleres literarios. Edita los blogs: Patricia Nasello microrrelatos, con textos propios, y Narrar en Córdoba, donde recoge cuentos y microcuentos de escritores cordobeses. El primero es inédito y el segundo, un homenaje a Poe, se publicó hace un par de años en su blog.
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Siempre es un placer leer obras de Patricia. La fuerza de sus imágenes y la fluidez de sus textos, los convierten en unos de mis favoritos.
ResponderEliminarGracias por traerla a tu nave.
Saludos
Un enorme placer encontrar aquí a Patricia y leer estos estupendos textos.
ResponderEliminarEs un placer leer a patricia. Te encandila con su prosa.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Muchísimas gracias, Fernando, es un gran orgullo encontrar mis palabras en tu bitácora. Has puesto sol, calidez, en este gélido mediodía invernal de Córdoba.
ResponderEliminarUn fortísimo abrazo
Vaya dos textos buenos. No te conocía, Patricia y no sabes cuánto me alegra haber leído algo tuyo, gracias a Fernando.
ResponderEliminarBesos a los dos.
Llego hasta aquí para leer a Patricia Nasello, me encuentro con dos textos deliciosos, qué bien escribes, amiga.
ResponderEliminarTus narraciones son envolventes como el mar, que cuando lo miras te ampara la mirada en su horizonte siempre indefinido, al menos para mi.
Besicos para el que publica y para la publicada...
Excelentes los textos de Paticia. Es un placer leerla. Gracias por compartir.
ResponderEliminarExcelentes textos los de Patricia Nasello. Es un verdadero placer leerlos. Gracias por compartir.
ResponderEliminarLa escritura de Patricia es un encaje que te atrapa en sus hilos de seda. Nunca defrauda.
ResponderEliminarAbrazos triples.
YO descubrí a Patricia en el concurso de Minificcióbn.com y en seguida me llamaron la atención sus textos poderosos. llenos de imágenes y en algunos de ellos el toque filoso, casi cruel que contrasta con la dulzura de otros de sus microrrelatos.
ResponderEliminarMuy buena invitada
Enhorabuena Patricia, conocía el segundo texto y me gustaba por el homenaje y por lo inquietante, pero el primero me parece una belleza.
Me uno al sentimiento de satisfacción por ver a Patricia Nasello embarcar en la Nave. Quiero destacar, también, que, además de gran escritora, Patricia es una gran dinamizadora del género desde el otro lado del charco.
ResponderEliminarDe los micros, destaco: las imágenes poderosas (fantástica la escena final de "Puerto"), la prosa aquilatada y lo bien recreada que está, en ambos micros, esa atmósfera desconceratnte en la que se mueven, ese estado de mengua de la plena conciencia, onírico o ebrio según el caso. Dos grandes piezas, sin duda.
Un abrazo a ambos, capitán y pasajera.
Hablar de tus textos es caer en la reiteración. Que puedo decirte que no te haya dicho ya Patricia?
ResponderEliminarA mi me tienen loca tus letras, esa imaginación que le pones y el arte de destilar literatura.
Hoy, como no quiero repetirme me he fijado en la foto...
Guapísima, no te habia visto nunca antes, y ahora ya te conozco si cabe un poquito mejor.
Besitos mediterráneos
Me adhiero a los comentarios acerca de mi querida Patricia y su obra!
ResponderEliminarTextos Nasellos. Una marca registrada.
ResponderEliminarSaludos admirada Patricia!
Muy buenas tus creaciones Patricia, enhorabuena haberte encontrado.
ResponderEliminarEs un auténtico placer encontrar a Patricia embarcada en la Nave.
ResponderEliminarLa Sra Nasello es referente muy importante para todos aquellos que nos declaramos adictos al género; es -sin duda alguna- un espejo en el que mirarse.
Gracias por invitarla a subir, Fernando.
¡Enhorabuena, Patricia!
Patricia, siempre es una sorpresa placentera leerte.
ResponderEliminarVa un abrazo.
Lo que más me gusta de Patricia es esta capacidad para crear una ambientación onírica o mítica en muchos de sus textos, y el hecho de que explore constantemente nuevas formas, longitudes y temas. Efectivamente, como ya han dicho, nunca defrauda; a mí me asombra cómo sigue su instinto y la enorme vitalidad de su trabajo, por lo que es un gustazo leerla hoy aquí.
ResponderEliminarAbrazos
"Tampoco comprende dónde se acumula el mar que quita"
ResponderEliminarCon frases así se construyen micros excepcionales.
Felicidades Patricia
Saludos
Gabriel
Fantásticos los dos micros, aunque me quedo con el primero, me ha dejado sin habla.
ResponderEliminarEnhorabuena, tus letras son GRANDES.
Enhorabuena, Patricia.
ResponderEliminarTus maravillosos textos no se merecen menos.
Tu prosa es elegante y delicada. Y a mí me tiene absolutamente obnubilada.
Un abrazo.
Patricia, es uno de los grandes nombres de esta comunidad blogera literaria, y encontrarla en "La nave de los locos" es un gran alegría.
ResponderEliminarConozco su gran labor en Triple C, en sus blogs y en demás fiestas literarias, siempre al servicio de las letras. Sin ella, no serían posibles.
Como muestra de la calidad de sus letras estos microrrelatos son testigos.
Un abrazo enorme.
Compañeros, amigos, antiguos y recientes, Paloma, Elisa, Rosa, Cabopá, Nedda, Lola, Iván, Gala, Claudio, Luna, Peregrino, Pedro, José Manuel, Susana, Gabriel, Yolanda, Gracias mil por vuestros comentarios.
ResponderEliminarIsolda, creo "conocerte" de otra casa amiga, La Esfera Cultural. Puede ser?
Rosana, si vos sos mi descubridora, entonces yo tengo un ente celestial cuidándome: sólo así podría explicarse.
Fernando, a riesgo de ser reiterativa, de cansarte y aburrir, es que verás, no puedo dejar de repetirlo: GRACIAS.
Abarco a todos en un abrazo
Es, Patricia, también ahora caigo. Un beso enorme.
ResponderEliminarEnhorabuena , siempre aprendo algo interesante. Con tu permiso me gustaría incluir un link a tu blog en el mío, sería un honor. Te sigo leyendo. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarEugenia Rico
Patricia:¡Una enorme alegría encontrarte aquí! Un referente imprescindible del género y una maestra muy generosa. ¡Abrazos admirados!
ResponderEliminarMJ, Nicolás, vuestros comentarios se filtraron mientras estaba respondiendo. Gracias amigos!
ResponderEliminarSerá un placer recibirte, Eugenia, y conocer tu trabajo. Besos.
Qué maravilla, Patricia. Qué maravilla estar en casa de Valls, pero sobre todo, qué maravilla de prosa. Esos troncos que parecen dedos me han dejado como ese borracho que con poca luz parece un perro. Qué gusto leerte.
ResponderEliminarUn abrazo de los grandes.
Qué placer leer estos relatos de Patricia, cuánta imaginación y qué forma de expresar sensaciones tan inexpresables.
ResponderEliminarFelicitaciones. Un abrazo desde mi mar,
Según detalla tu breve biografía, nunca tan bien ganado ese título de "contadora pública".
ResponderEliminarUna alegría leerte, Patricia.
¡Saludos desde el Imperio!
Isolda, tu nombre es poco común en mi país, por tal motivo te recuerdo. En cambio vos, cuántas patricia conocés? ¿100? ¿200? jajja. Beso vuelve.
ResponderEliminarSandra, esta vez te me filtraste vos, para generoso, tu comentario. otro gran abrazo para vos.
Miguel Ángel, Yashira, gracias por acercarse a compartir mi orgullo, mi felicidad.
Sergio, suelo bromear con las palabras "contadora pública". No se podrá negar que ambos somos cordobeses!