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Sombrero, casa de enanos,
¿en qué momento crecí
hasta exceder tu tamaño?
Tampoco me sienta bien
mi sombra, ese trapo negro
que me han cosido a los pies.
Mi infancia, ¿dónde la dejo?
En una noche de Reyes,
montada en un tren eléctrico.
El mundo es redondo y simple.
Gira Dios sobre sí mismo
hasta volverse invisible.
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Un poema excelente. Tiene un aire mágico y los últimos versos son magníficos.
ResponderEliminarUn saludo.
Es un extraño poema con una simplicidad de forma -por decir algo, porque no sé de poesía- que sin embargo me ha llevado de la mano al enlace imaginario de cada uno de los versos. Crecer, Wendy cosiendo la sombra a Peter Pan, la infancia, el tren que todos quisimos, y que da vueltas alrededor de ¿que? ¿para nada?
ResponderEliminarEn fin, gracias por añadir otro poeta a la lista.
Saludos
Gabriel
Bello.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Buen poema y, como dice José Antonio Fernández, los versos finales son excelentes. Enhorabuena, José Manuel.
ResponderEliminarIrazoki