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La Zinneke Parade de Bruselas, que se ha celebrado por décima vez, es una quimera con su parte de manifestación y su función de representación teatral, protestas festivas y espectáculos callejeros, en la que no faltan música y disfraces, saxofones y tambores, y en donde participan jóvenes, maduros con gana de juerga y sensatas reivindicaciones, por no hablar de los infinitos fotógrafos y de los niños que, entre dragones, zancudos e inverosímiles artilugios mecánicos, parecían pasárselo en grande entre las excentricidades de sus mayores. Fue una suerte toparse con ellos en las calles de Bruselas, en unos días de sol espléndido en los que las gentes abarrotaban las calles y las terrazas de los cafés. Sólo por ello, mereció la pena la visita a la ciudad belga.
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qué envidia dais!
ResponderEliminarun besazo!
Qué buenos recuerdos me traes de mi querida Bruselas. He aquí un acontecimiento que contradice la fama de abrurridos que tienen los belgas. Me alegro de que hayáis podido disfrutar de unos días en Flandes. Un abrazo.
ResponderEliminarMe ha vuelto a pasar: Carmen soy yo.
ResponderEliminarA mí me resulta difícil elegir una de entre todas ellas, Fernando.
ResponderEliminarY ¡qué gusto! ver Bruselas así, con ese sol y ese aire de fiesta.
Me alegro por vosotros pero, para serte totalmente sincera, mis dientes están arañando el parqué.
Un abrazo a los dos.
Gemma,preciosas fotos.
ResponderEliminarUna manifestación estupenda y llena de imaginación.
Yo también os envidio.Besos.
Gracias por vuestros comentarios, envidia incluida, y saludos.
ResponderEliminarLo de ir con cascos a todos lados me parece un canto al aislamiento y la soledad del ser humano.
ResponderEliminarTriste imagen entre tanta alegría comunitaria.
Confirmado: das envidia, Fernando.
¡Qué buenos disfraces! Sobretodo el de uno que va disfrazado de profesor.
ResponderEliminarSí, Araceli, a uno no se le acaba de caer nunca el pelo de la dehesa... A mí también me gusta mucho el disfraz de lechuga.
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