lunes, 5 de octubre de 2009

Textos lapidarios mexicanos: ¿verdaderos o falsos?

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* Juan Armando Epple, uno de los mejores conocedores del microrrelato hispanoamericano, autor él también de sumo interés, me manda estas imágenes de lápidas mexicanas que circulan por la red, cuyas leyendas nos preguntamos si podrían ser consideradas microrrelatos. ¿Qué os parece?
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21 comentarios:

  1. Como microrrelatos no les niego imaginación. Como trabajos de Photoshop, demuestran sin embargo una impericia notable.

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  2. Estoy de acuerdo con Glibet. Podríamos considerarlos microrrelatos del autor del montaje, pero le resta fuerza lo evidente que son las superposiciones...

    (En este caso, lo visual debe acompañar a lo textual)

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  3. O sea, lo que nos decís, para los que no seamos capaz de apreciarlo, es que esas lápidas son falsas. De ser así, la cosa no tiene gracia ninguna.

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  4. Fernando, no creo que las lápidas sean falsas. Para mí, antes que el género, me llama la atención el "mundo" que representan. Hierro lo refleja también en un poema inédito que comenta en una entrevista. Habla del sentido de la muerte precisamente en México: la bicicleta en la tumba de un ciclista, el pollo guisado tal como le gustaba al difunto, las calaveras de dulce... De ahí a lo escrito en las lápidas no hay mucha distancia mental.

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  5. A la pregunta de si las lápidas son verdaderas o falsas no puedo responder porque no lo sé.

    Respecto a si pueden considerarse microrrelatos, tú mismo, Fernando, aconsejas no reducir un microrrelato a un simple chiste. En mi opinión, son frases cargadas de intención, que sorprenden gratamente por el uso (transgresor) de un entorno que no suele dar cabida a ese tipo de ironías. Pero si las consideramos como relatos, habrá que reconocer que fácilmente pueden dar lugar a un número inacabable de variaciones.

    Aprovecho para expresar mi sincera admiración por Juan Armando Epple.

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  6. Si su interés radicara exclusivamente en ser retazos de realidad, creo que serían un fraude. Si radicara en presentarse como obras de autor, la cosa cambiaría. No sé en cuál de las dos situaciones nos encontramos. En todo caso, hay que reconocer que son simpáticas. Por cierto, interesante blog que sigo con puntualidad.

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  7. Lola, te pasas de parca. Estírate un poco más, mujer. Saludos.

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  8. Me puede hacer dudar la de Pancrazio Juvenales que por cierto, me parece la más divertida. Los otros montajes son completamente falsos (me juego una mano). ¿Si es verdad que existen lápidas con esos epitafios? Es posible. Y como buen epitafio, el que se le atribuye a Groucho Marx y que todos conocemos. A mi parecer, no son microrrelatos (me juego la otra mano). Glub.

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  9. No me parecen microrrelatos, sobretodo por precisar elementos extratextuales para causar el efecto que nos causan. Vamos, que si en lugar de lápidas estuviera esto en una pared no seria lo mismo...
    Creo, además, que son falsas. Pero aporto un dato curioso: en Alemania acaba de aparecer un libro, Aus die Maus, con necrológicas verdaderas que superan incluso a algunas de estas. Ver para creer.
    Un abrazo,
    Mario

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  10. Mario, ¿podrías hacernos una entrada con algunas de esas necrológicas, con las más curiosas?
    Gracias y saludos.

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  11. Claro,

    te la preparo cuando pueda y la mando con traducción.

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  12. Si son mexicanas, podría ser... Pero yo creo que esa letra es demasiado perfecta. Pero en México, hay cada cartel y pintada que no envidian nada a estas.
    Un saludo.

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  13. Es curioso; la voluntad del que muere en manos de los que le sobreviven. Me pregunto por qué los cementerios no están llenos de lápidas con lo que realmente se piensa sobre los que abandonan el mundo de los vivos.

    Quizá porque a los que se encargan de cumplir sus deseos tienen miedo a lo que piensen en el idem de los muertos...

    Y tal.

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  14. Sin duda son obras de humor mexicano, y retratan bien la relación que tenemos con la muerte, pero coincido con la mayoría que son un fotomontaje, sobretodo porque en espacios públicos somos muy recatados con cuestiones que involucren la religión.

    En cuanto a microrrelato, tengo mis dudas de que cumplan con este género, pero sin duda cuentan con sentido del humor

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  15. Fernando, mi cuarto a espadas: creo que son rotundamente falsos, no imagino estas "bromas" en ninguna lápida, es más, creo que hasta los nombres son falsos, "descaradamente" falsos. De lo que corre por la red, pienso en la famosa carta de García Márquez, lo rescate quien lo rescate, hay que fiarse más bien poco.
    Como microrrelatos podrían funcionar, aunque más parecen facecias que otra cosa. Juegan con el humor negro, tan mexicano. En algún momento alguno me ha hecho pensar en Aub y sus "Crímenes ejemplares", aunque, con todo respeto, estos textos no le llegan a los de Max ni a la altura de la suela del zapato.
    Un fuerte abrazo, Javier.

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  16. Pues, la verdad es que esas lápidas tienen toda la pinta de ser un montaje. También estoy de acuerdo con vosotros en que de microrrelatos tienen poco. Gracias a todos por vuestros comentarios.

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  17. Para que fuesen microrrelatos, deberían relatar algo, pero la historia está sugerida a la imaginación del lector.

    Los textos de estas lápidas (desde luego, inventados, por irreverentes), más bien podrían catalogarse en el género amplio de la fraseología y las facecias.

    Recuerdo también que los textos fúnebres, como las esquelas, lápidas (incluso los discursos fúnebres, tan denostados en todos los tiempos), forman un género propio. El célebre Doctor Thebussem coleccionaba esquelas y las comentaba en sus artículos.

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  18. Yo aquí dejaría entrever la frontera que existe entre la tradicional oral y la tradición escrita. Estas lápidas son el fiel reflejo de una tradición oral (fotomontadas, jajaj), pero que no cuentan con esa introspección y narrativa necesaria para ser considerada literatura.

    Sin embargo me parece interesante que tan frágil puede ser esta frontera, y como muchas veces vamos en la vida cotidiana intercalando ambos mundos

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  19. A mí me han encantado, un poco de humor viene muy bien.Abrazos.

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  20. Lo de si son reales o no, poco importa. Lo curioso es la imaginación de los charros. Un poco de ese realismo mágico de nuestra América de México para abajo, incluyendo el Caribe: Siqueiros y Rivera discutiendo de arte con las pistolas en la mesa, en Tijuana los burros pintados como cebras, el Orinoco que se atraviesa montado en un caimán. Entonces, aunque estas lápidas parezcan un montaje, son posibles, muy posibles en nuestra América híbrida y vertiginosa. En Venezuela se ven cosas así a cada rato. Aquí, ciertos funerales son más festivos que luctuosos! ¿Está mal eso?
    Saludos a todos.
    Luis Azuaje

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