Mehdi Baala no ganó los 1.500 porque siguió la táctica de Herrero, que consiste en situarse en la cola del grupo, quedarse encajonado, sin salidas, a mitad de carrera, e intentar solventarlo todo en la última recta. O sea, que se trata de buscar un milagro en el momento postrero. Y aunque Baala es muy devoto y no deja de dar testimonio de su fe, antes y después de cada prueba, por lo visto los dioses tuvieron que atender asuntos más importantes... En fin, en las series produjo muy buena imprensión, parecía más estilizado y en mejor forma que nunca, era el favorito, pero la final la corrió con torpeza, atascado, como si lo hubiera suplantado nuestro sin par Herrero, quien suele lucirse siempre en estos campeonatos de alto copete, que le vienen grandes...
.... P.S. Mi colega y amigo Mario Garvin, entre los efluvios de la siempre perjudicial nocilla, me pide un pronóstico para esta noche. Me pregunta si Bolt bajará en los 200 de 20 segundos. Como apostar es gratis, en este caso, visto lo visto, la cosa parece fácil: claro que sí. Espero que con tantas monerías como hace Bolt, no pierda fuerzas y acabe dejándome en mal lugar...
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Fernando,
ResponderEliminar19.19.Hasta me siento mal por dudar....
Por cierto: la nocilla no emite efluvios; pringa. Y mucho.
Un abrazo
Tienes razón, Mario, pringa...
ResponderEliminarTe contesto aparte, un abrazo.
Querido Fernando:
ResponderEliminarMe parece que, cuando te refieres al corredor español, debes querer referirte a Juan Carlos Higuero.
Ahora que se cumplen 25 años de la medalla de bronce del cántabro Abascal (lanzó la carrera de 1.500 y se llevó detrás, nada menos, a Sebastian Coe y a Steve Cram), hay que reconocer que el 1.500 de chicas es más brillante que el de chicos. Natalia ha estado maravillosa, con esa desgracia que nadie querría para sí, y Nuria Fernández igual.
Abrazos.
Los grandes héroes, así por encima, de estos Mundiales han sido Kenenisa Bekele, que ganó en 5.000 y 10.000, por supuesto Usain Bolt, el rey de los Mundiales, y dos maravillosas corredoras norteamericanas, casi gacelas de suavidad y elegancia: Allyson Felix y Sanya Richards, que conquistaron dos medallas de oro.